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Boericke: El paciente de Anacardium orientale se encuentra principalmente entre los neurasténicos; quienes tienen un tipo de dispepsia nerviosa, mejorada por el alimento; deterioro de la memoria, depresión e irritabilidad; disminución de los sentidos (olfato, vista, audición). Los pacientes sifilíticos sufren a menudo este estado. Intermitencia de los síntomas. Temor al examen en los estudiantes. Aversión al trabajo; falta de confianza en sí mismo.

Mente (piensa que está poseído por dos personas o voluntades; tendencia a usar un lenguaje violento; fatiga y confusión cerebral; memoria deteriorada; mente ausente; se ofende muy fácilmente), Cabeza (mejor durante la comida), Ojos (los objetos parecen estar demasiado lejos), Nariz (sentido del olfato alterado), Estómago (sensación de vacío; comer mejora la dispepsia), Abdomen (dolor como si un tapón estuviera presionando los intestinos), Recto (deseo ineficaz; el recto parece como taponado; prurito en el ano; humedad del recto), Piel (eccema con intenso prurito; erupción vesiculosa con hinchazón), Modalidades (Peor por aplicaciones de agua caliente. Mejor por comer; acostado de lado, por frotarse), Dosis (6CH – 200CH).

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Kent: Anacardium orientale (ver foto) está lleno de extrañas nociones e ideas. La mente comienza a debilitarse, si es que no hay completa imbecilidad; parecería que se estuviera en un sueño; todo alrededor es extraño; lento de comprender. Marcada irritabilidad; perturbado por todo; blasfema. Memoria débil; olvidándose de las cosas hechas un momento antes. Todos sus sentidos parecen desvanecerse y anda a tientas como en un sueño. Estados de ánimo variables, con actividad cerebral disminuida. El paciente está en un estado de controversia consigo mismo. No puede decidir, especialmente en una acción buena o mala. Escucha voces mandándole hacer cosas contradictorias, parecería estar entre un deseo de bueno o malo. Se siente empujado a cometer actos de violencia e injusticia, pero se lo impide un poder de buena voluntad. Así es, que hay una contradicción entre dos impulsos. Este remedio es eficaz solamente en un hombre bueno, que tiene una controversia por el estado patológico en que ha caído, pero un hombre perverso no está restringido y no tendrá este síntoma. Alucinaciones. Ríe cuando debería estar serio, pues con sus facultades interiores pervertidas se producen las malas acciones externas. Contradicción entre su voluntad y la razón. Siente tener dos voluntades. He aprendido mucho de Anacardium, Aurum y Argentum sobre la extraña acción de las medicinas sobre la mente humana. Se figura que un extraño está a su lado, y lo acompaña. Este estado mental lo conduce a la locura. En un momento una mujer piensa que ése es su hijo y al rato que no lo es. El paciente ve demonios. Al principio sabe por su inteligencia que no puede ser pero luego quiere que se lo saquen. Teme a todas las cosas y a todo el mundo. Lleno de ansiedad interior. Sin paz. Extremadamente cobarde. Arisco, obstinado, intratable. Insociable; se queja por su memoria débil. Un síntoma muy importante es que pierde los sentimientos morales. Se siente cruel. Puede producir daños corporales sin remordimientos. Cruel, maligno, perverso. Muchas molestias mejoran comiendo. Sensación opresiva en todo el cuerpo, en la cabeza, ojos, en el ombligo, y debajo de la columna vertebral. Ilusiones de olfato, madera quemada, estiércol de palomas. Coriza seca y crónica. Las erupciones son como en Rhus toxicodendron bajo muchos aspectos. La piel arde mucho.

Nash: Dolor en el estómago cuando éste está vacío, mejora comiendo. Deseos de deponer frecuentes e ineficaces, por insuficiencia o inactividad del recto; son sensación de una mana o de un tapón en el ano; al hacer esfuerzos defecatorios el deseo desaparece. Pérdida de la memoria; irresistible deseo de maldecir y de jurar; le parece que tiene dos voluntades, una ordenándole hacer cosas y la otra prohibiéndole hacerlas. Sospecha de todos y de todas las cosas que están a su alrededor; cuando camina siente ansiedad, como si alguien lo estuviera persiguiendo. Debilidad de todos los sentidos. Anacardium orientale es un remedio muy valioso, pero que no goza, yo creo, de una estimación general en nuestra escuela. Tendría que ser utilizado a menudo para esa multiforme dolencia llamada dispepsia, para la cual es empleada Nux vomica con tan escaso discernimiento. Los dos son excelentes remedios y sólo es necesario conocer sus diferencias para que la elección entre ellos se vuelva fácil. Anacardium tiene un dolor gástrico que sobreviene solamente cuando el estómago está vacío y que es aliviado comiendo, en tanto que Nux vomica se alivia después que el proceso de la digestión ha terminado. El dolor de Nux vomica se agrava dos o tres horas después de las comidas, pero persiste sólo hasta que concluye la digestión, instante en que se produce alivio, mientras que en Anacardium éste es el momento en que el dolor es más intenso. He hallado que aquí la 200CH posee mayor eficacia que las potencias más bajas. La potencia en éste, como en todos los casos y para todos los remedios, tiene que ver con la curación mucho más que lo que algunos imaginan. Anacardium es también uno de nuestros principales remedios para la pérdida de memoria, especialmente en los viejos son vitalidad agotada. Muchos son los remedios que poseen entre sus síntomas principales la pérdida de la memoria, pero ninguno la tiene en forma más marcada que éste. Este remedio presenta otros dos síntomas mentales peculiares. El primero, deseo irresistible de maldecir y jurar. Este síntoma, por ridículo que pueda parecer, no lo es más que ese otro síntoma que hallamos en Stramonium y con frecuencia verificado: “el enfermo quiere rezar continuamente”. El otro síntoma consiste en que el enfermo siente como que tiene dos voluntades, y que cada una le ordena o lo incita a hacer cosas opuestas o bien que una de ellas le ordena hacer una cosa y la otra le ordena no hacerla. Anacardium orientale tiene además otros dos síntomas peculiares; uno de ellos es la sensación de un aro que rodea alguna parte del cuerpo y el otro la sensación de un tapón en regiones internas, que pueden ser el interior de la cabeza, el pecho, el abdomen o el ano. Se dice también de Anacardium que es un buen antídoto de la intoxicación por Rhus toxicodendron.