Boericke: Produce un estado de depresión sensorial. Vista, oído, sabor imperfectos, y una debilidad general muscular, que puede ir a la completa parálisis, acompañado de derrames edematosos. Por lo tanto, es un medicamento en estados de vitalidad baja y enfermedades serias. Agravación característica de las 4 a 8 p.m. (Lycopodium). Sensación de hundimiento.

Mente (suspiros involuntarios; completa inconsciencia), Cabeza (rueda la cabeza día y noche; hunde la cabeza en la almohada), Boca (olor horrible de la boca; maxilar inferior caído; movimientos de masticación), Extremidades (movimiento automático de un brazo y una pierna), Sueño (grita), Piel (pálida, hinchada, prurito), Modalidades (Peor desde el anochecer hasta la mañana, por descubrirse), Dosis (TM – 3CH).

Kent: En todos los malestares de Helleborus niger (ver foto) hay estupefacción (asombro o sorpresa exagerada que dificulta hablar y/o reaccionar al paciente) en mayor o menor grado; a veces es un atontamiento total, a veces parcial, pero siempre hay estupefacción y lentitud. El Helleborus se emplea especialmente en enfermedades inflamatorias agudas del cerebro y de la médula espinal y de sus envolturas, y en molestias y atontamiento del cuerpo y la mente; el estado extremo es la inconsciencia. Helleborus es adecuada después de que la rudeza del delirio ha pasado y el paciente se ha estabilizado en un estado de estupefacción. Se acuesta de espaldas, con los ojos entreabiertos, haciendo girar la cabeza, con la boca abierta, la lengua seca, los ojos opacos, mirando hacia arriba; mira a quién habla; espera mucho antes de contestar, o no contesta en absoluto. Los violentos ataques de molestias cerebrales terminan muchas veces en forma repentina, pero los más pasivos se prolongan, y es entonces cuando se aplica Helleborus. Es caso Helleborus se dilata semanas y a veces meses enteros en este estado de estupefacción, adelgazando gradualmente; su aspecto es pálido y enfermizo. Cuando se le hace una pregunta, contesta lentamente; los músculos no actúan, no obedecen a la voluntad; es una especie de estado paralítico pero la palabra “estupefacción” es la que lo expresa. Hay confusión mental; no puede pensar; imposibilidad de hablar, parece como si se negara a contestar, pero no es así, no sabe cómo hacerlo, no puede pensar. Helleborus tiene una afección peculiar, quasi-histérica, una forma de insanía; la paciente imagina que por haber pecado pierde su día de gracia; como Aurum, cree estar obrando mal, estar cometiendo un pecado imperdonable, y es hasta allí que el remedio la acerca a la insania: “Una anciana, acusada de robo por las vecinas, lo tomó tan a pecho que se ahorcó. Este suicidio causó un efecto tal en las mujeres de la aldea que, una tras otra se fueron acusando de haber provocado la muerte de la anciana”. Helleborus sucede especialmente en chicos de dos a diez años: el que mira fijamente (acostado de espaldas y mirando fijamente con ojos entrecerrados) es típico del remedio; algunas veces mueve los labios sin emitir sonido alguno. El niño grita en su sueño; se lleva la mano a la cabeza y chilla, como Apis mellifica. Indiferente a toda impresión externa; no parece ser sensible al calor, ni al frío, ni a pinchazos, ni a contactos ni a pellizcos…, indiferente. Ideas fijas en personas de quienes se ha dicho que están sólo “un poco desequilibradas”, que son un poco raras; la mujer tiene la idea fija de que ha de morir cierto día, y nada puede quitársela de la cabeza, y esto no es como Aconitum napellus, a causa de que no hay temor a la muerte. A semejanza de Natrum muriaticum, las molestias empeoran con el consuelo. Si observan clínicamente los casos Helleborus y Zincum metallicum, verán que éste último es todavía más profundo en su horrible caso de estupefacción; bien, al volver a su estado nervioso normal, los dedos hormiguean, lo mismo que la nariz y los oídos, el chico comienza a gritar y a tirarse hacia atrás y hacia adelante y a darse vueltas en la cama; los vecinos no tardan en decir: “Yo prescindiría de ese médico si no receta algo que ayude al niño”; pero tengan la seguridad de que si ustedes lo hacen, habrá un niño muerto antes de veinticuatro horas…, ese chico se está poniendo bien, déjelo tranquilo; no se trata tanto de los horribles dolores, sino de la comezón, el hormigueo, lo que crea la apariencia de una extrema agonía. Hay veces en que transcurre toda una semana antes de que  todos estos síntomas desaparezcan solos de todas partes del cuerpo del niño, pero se irán si se los deja solos; todo esto los pone a ustedes nerviosos, por ello, no se queden demasiado tiempo estudiando el caso, porque si lo hacen, terminarán por cambiar de remedio. La cara tiene aspecto muy enfermizo, hundida, adelgazando gradualmente; ustedes pensarán que el paciente está por morir, y es muy posible que así sea sin Helleborus. La cara, naturalmente, expresa los síntomas mentales. Frente arrugada, bañada de sudor frío; palidez de la cara y calor en la cabeza; crispación de los músculos de la cara; hallamos esa forma de arrugar el entrecejo y de fruncir la frente precisamente en este tipo de inconvenientes cerebrales. En este remedio las ventanas de la nariz están dilatadas y manchadas como de hollín; no mucho aleteo (Lycopodium), pero extremadamente dilatadas. Los ojos son vidriosos y los párpados pegajosos. Hay en estas fiebres una intensa sed y un apetito desacostumbrado, voraz. En la primera parte de la prueba hay diarrea y disentería, con copiosa deposición blanca, gelatinosa; la misma consiste principalmente en mucus pálido y pegajoso; luego viene la constipación paralítica. La orina se retiene o es suprimida; algunas veces gotea pasa inconscientemente; orina en un débil chorro; sanguinolento. Convulsiones de los niños de teta. Epilepsia con inconsciencia. Constante sonambulismo; no se lo puede despertar hasta adquirir plena conciencia.

Nash: Sabemos que es de gran utilidad en la etapa avanzada de serias afecciones encefálicas, tales como la meningitis o cualquier otro proceso cerebral en el que haya una amenaza de derrame o un derrame ya constituido. Síntomas: El paciente hace rodar su cabeza sobre la almohada de uno a otro lado, profiriendo gritos; gran estupor o sueño letárgico (profundo); bebe agua vivamente; frente arrugada, con sudor frío; movimientos de la mandíbula como si masticara algo; pupilas dilatadas; movimiento constante de un brazo y de una pierna, mientras que los restantes miembros descansan como paralizados; orina escasa o totalmente suprimida, a veces con un sedimento urinario como poso de café. He advertido algunas veces que el primer signo de mejoría era un marcado aumento de la secreción de orina y que seguidamente se producía una remisión general de todos los restantes síntomas serios. Helleborus es asimismo un excelente remedio para las hidropesías post-escarlatinosas que se establecen con gran rapidez. En ocasiones no es fácil elegir entre este remedio y Apis.