La Prescripción LM Tratamiento con Potencias LM

Las nuevas modificaciones, a consecuencia de la técnica experimentada de la última edición del Organon de Hahnemann, tienen como objetivo curar lo más pronto, suave y permanente posible, o también de una manera más segura, de una manera más corta y por supuesto, menos perjudicial. Por el contrario, Hahnemann consideraba la escala de la 5ª edición (la centesimal) más lenta, con pocas posibilidades de repetirla frecuentemente y en algunos casos, de reacción violenta.

La escala cincuenta milesimal es considerada como la más poderosa (más poder con el aumento de la potencia y más fuerte con el aumento de la repetición de la dosis), débil, o menos “viva” (de reacción no violenta, o no tan violenta), y exigua (diluida y dinamizada, o potenciada), y al mismo tiempo es también considerada de acción más rápida.

Para los casos crónicos, si es administrada por el método plus (repetición modificada de la dosis de la solución por medio de las sucusiones), es una escala excepcional. Hay que comentar que con el método plus (en la escala LM) puede haber agravación, no son tan intensas estas agravaciones como en la escala centesimal (CH) pero se pueden producir reacciones indeseadas. Debemos advertir al paciente que ante esta agravación suspenda la toma del remedio.

Enunciamos las ventajas más notables de la escala LM:

  • – Posibilidad de regular las agravaciones (mediante la fuerza y el poder).
  • – Posibilidad de acelerar la curación (dando saltos de potencias entre una prescripción y la siguiente, según respuesta del paciente).
  • – En un corto plazo de tiempo se sabe si el remedio es el adecuado o no, mediante la semiología del paciente.
  • – El efecto indeseado en una mala elección del remedio es suave y de corta duración.
  • – Puedes crear una enfermedad artificial mucho más dinámica, similar a una enfermedad crónica (1).
  • – Para evitar la agravación medicamentosa por el uso de dosis repetidas e idénticas, basta con dinamizar la solución de la medicina antes de cada toma.
  • Las agravaciones suelen aparecer en la etapa final del tratamiento, señal que augura que la curación está próxima (2).
  • – Son innecesarios los remedios de reacción y complementarios, salvo los nosodes Tuberculinum y Syphilinum.
  • – El antídoto rara vez es requerido.

Las desventajas son muy pocas:

  • – Solicitación más frecuente de la medicina por parte del paciente.
  • – Económicamente tiene un coste mayor.
  • – No hay tanta disponibilidad en los laboratorios del amplio rango de potencias.

(1). A raíz del uso de las potencias LM, Hahnemann nos comenta que en los casos crónicos el tiempo de recuperación era reducido a más de la mitad, por lo tanto, esta nueva técnica terapéutica es inmejorable para los casos que demanden un estímulo continuo y recurrente de la medicina.

(2). Si los síntomas de la enfermedad original retornan después de un proceso de mejoría, es por exceso de medicación; por lo tanto es necesario disminuir, espaciar, o incluso suspender la medicación por unos 10 ó 15 días. En este tiempo observamos la disminución de los síntomas de la agravación medicamentosa, y podemos apreciar así: o bien los síntomas que quedan corresponden a la enfermedad original y por lo tanto volvemos a la medicación con una potencia más alta, o bien, si desaparecen todos estos síntomas originales, el paciente esté probablemente curado. Si aparecieran síntomas antiguos (Ley de curación de Hering) la manera de actuar será la misma.

Es interesante mencionar que la escala LM es mucho más inmaterial que la escala centesimal, ya que el número de Avogadro se supera ya en la dilución 3LM, y si comparamos exigüidad, en las diluciones centesimales es a partir de la 12CH, y en las decimales a partir de la 24DH.

Recordemos que el número de Avogadro es el número a partir del cual no hay existencia alguna de moléculas de la sustancia original, con lo que quiere decir que, a partir de este número el poder de la cepa se transmite innegablemente a través de “la memoria del agua”.

Las diluciones centesimales (CH) suelen ser más “brutas” en su acción que las diluciones cincuenta milesimales (LM), y tienden a provocar una reacción rápida y activa en el paciente mediante una pequeña, o no tan pequeña, agravación. Las LM no son tan “brutas”, son más delicadas en la reacción por su exigüidad, aunque no por esto signifique que sean menos eficaces. A pesar que las diluciones LM contienen poca sustancia medicamentosa, como hemos mencionado antes, están bien dinamizadas por las agitaciones imprimidas en cada preparación y antes de cada toma, motivo por el cual hacen que sean una dilución activa, profunda y suave en la acción sobre el paciente. En el caso de haber una reacción inesperada, según la gravedad, se puede seguir utilizando la solución simplemente diluyendo más y agitando menos; es un buen uso, sobre todo, para pacientes sensibles.