Una vez realizado el arduo trabajo de obtener el registro del caso, elegir el remedio simillimum, así como la potencia y dosis inicial, nos planteamos, para la segunda prescripción, las preguntas siguientes…

  • ¿Cómo podemos saber cuándo y cómo subir de potencia si el remedio sigue siendo el indicado?
  • ¿Cómo podemos saber en qué casos debemos modificar la potencia y/o dosis?
  • ¿Cómo podemos saber hasta cuándo debemos seguir administrando un remedio?
  • ¿Cómo podemos saber cuándo se presenta un obstáculo que impida la evolución del caso?

De una manera muy resumida y escueta, puesto que más adelante desglosaremos estas preguntas punto por punto, Hahnemann nos marca tres parámetros (y sus opciones) para que reconduzcamos el caso con éxito:

1) EM: Estado Mental

1.1) MEJORÍA.- En principio el remedio es el indicado, salvo que aparezcan SN (Síntomas Nuevos); en tal caso ver punto 3.2).

1.2) AGRAVACIÓN.- El remedio no es el correcto o la dosis (posología) fue alta/fuerte/grande.

2) SP: Síntomas Primitivos o síntomas guía.

2.1) MEJORÍA.- El remedio es el correcto, y será de mayor validez si además hay mejoría en el EM, siempre y cuando no aparezcan SN; que en tal caso ver el punto 3.2).

2.2) AGRAVACIÓN.- Ha habido agravación por dosis alta/fuerte/grande.

2.3) SIN CAMBOS.- Si no aparecen SN y no hay cambios en el EM, podemos subir de potencia y/o dosis del mismo remedio hasta que observemos, o Mejoría (2.1), o Agravación (2.2).

3) SN: Síntomas Nuevos*.

3.1) AUSENTES.- Buen pronóstico. No hay agravación medicamentosa.

3.2) APARECEN.- Cuando aparecen estos síntomas es porque hay un error en la prescripción, excepto si estos síntomas son exonerativos, depurativos o de reacción, que indican, por el contrario, buenas evolución del caso. Si se trata de SA (Síntomas Antiguos) también sugerirá buen pronóstico.

* Hay que tener en cuenta, y no confundir, que cuando hablamos de SN nos referimos a los síntomas que el paciente NUNCA ha tenido. Porque podemos tener la equivocación de incluir en este paquete de SN los SA, ya que éstos para el paciente son nuevos de ahora, pero en realidad ya los tuvo hace tiempo y han reaparecido debido a una buena prescripción.

Modificación de la POTENCIA:

Se aumentará la potencia (del mismo remedio) siempre que haya mejoría en los SP y/o en el EM y no aparezcan SN.

Modificación de la DOSIS:

Se aumentará la dosis (junto con la potencia) siempre y cuando no haya agravación de los SP y del EM. Por el contrario, se disminuirá la dosis siempre que los SP estén agravados, o que habiendo mejorado estos SP y no aparezcan SN, el EM esté peor.

Cambio de REMEDIO:

Se cambiará de remedio siempre que aparezcan SN de importancia, a pesar de incluso observar mejoría en el EM y haya mejorado los SP.

Si para la escala LM hubiera aparición de SN, podemos volver a valorar la individualidad morbosa del paciente y ajustar de nuevo las variables de dosificación y potencia del remedio, o percibir si estos síntomas aparecen por el motivo de la crisis curativa debido a la estimulación de la fuerza vital (mediante la frecuencia vibracional del remedio), y esta, ante tal soporte de energía empieza a manifestarse, con lo cual estos síntomas son una buena señal (como hemos comentado antes: síntomas exonerativos, depurativos o de reacción).

Es importante saber cómo actuar, según respuesta del paciente, al tratamiento homeopático con las potencias LM. Estos indicadores son de vital importancia para el homeópata, puesto que si tiene los conocimientos suficientes sabrá manejar la situación, y si por el contrario no tiene la experiencia necesaria puede llegar al error de cambiar remedios antes de tiempo, las frecuencias, las dosis y las potencias, así como los descansos sin criterio alguno, generando molestias innecesarias y desconfianza en el paciente y en esta terapéutica. Cuando ajustamos todas esas variables al caso, se cambia mucho menos de remedios para la escala LM.

Los indicadores de una agravación de los SP después de un proceso más o menos largo de tomas de un remedio bien elegido con la escala LM, nos señalan que el proceso en la curación se está completando; se intensifican los síntomas del remedio, con lo que empezamos a estar influenciados o intoxicados por la acción del medicamento, es decir, indicios de un “proving” y dando la patogenesia del mismo. Y esta manera de proceder es la situación óptima para cualquier homeópata, pues nos muestra el final del camino del tratamiento, y por lo tanto debemos suspender las tomas por unos días y observar.

Pero hay una serie de situaciones al inicio del tratamiento, y situaciones durante el tratamiento, que vamos a definir a continuación y que el homeópata debe conocer. Son las respuestas más frecuentes que hace el organismo del paciente a tal tratamiento, una guía para ajustarnos a la dosis, frecuencia, potencia, descansos…

Situaciones al INICIO del TRATAMIENTO CRÓNICO

Situaciones DURANTE el TRATAMIENTO CRÓNICO

Cuando DEJAR DE TOMAR EL REMEDIO

NOTA: Como en temas sucesivos se tratará, en gran medida, de los diferentes tipos de síntomas, creo conveniente introducir el siguiente “chuletario” recordatorio:

EM : Estado Mental.

SP : Síntomas Primitivos. Son los síntomas guía; síntomas por los que tomamos el caso, pero también incluiremos aquí los síntomas auxiliares; estos síntomas auxiliares no son tan importantes como los síntomas guía, pero son síntomas con los que contamos para la prescripción durante el seguimiento del tratamiento.

SN : Síntomas Nuevos. Son aquellos síntomas que el paciente nunca ha tenido.

SA : Síntomas Antiguos. Son aquellos síntomas que el paciente ha padecido alguna vez en el transcurso de su vida.