El cuerpo humano, el organismo, el ser mismo, constantemente está percibiendo estímulos ambientales, ya sea a nivel mental, emocional o físico. Si estos estímulos son más fuertes que la resistencia natural del organismo (fuerza vital), si hay una falta de respuesta efectiva de nuestro sistema natural de defensa, pasamos entonces del estado de salud al estado de enfermedad; y este desequilibrio se manifiesta con una semiología individual y característica para cada paciente.

Debido a las constantes influencias medioambientales, es más probable un estado de desequilibrio, de enfermedad, que un estado de salud; es decir, hay más probabilidades de estar enfermos que de estar sanos.

ENFERMEDAD y homeopatía Alquiza Salud

Foto cortesía de IBERHOME

Esto nos deriva a tratar la manera de percibir una enfermedad desde el punto de vista tanto homeopático como alopático, y aquí difieren mucho, de hecho difieren tanto en la manera de percibir la enfermedad, que es la clave a la hora de realizar el tratamiento para cada terapéutica. Los médicos convencionales se aferran a la idea de que la principal causa de una enfermedad son los microbios, microorganismos, bacterias, virus…; y ante tal amenaza, los investigadores desarrollan fármacos cada vez más perjudiciales para la salud pública (no hablamos de su ineficacia sino de sus efectos iatrogénicos), en cambio, para la terapéutica homeopática, el Dr. James Tyler Kent (1849-1916) en su libro «La filosofía homeopática de Kent» entiende así la manera de enfermar: “… los organismos microscópicos no son la causa de las enfermedades, sino que las acompaña, vienen después, son los barrenderos del organismo enfermo… Forman parte (refiriéndose a estos microorganismos) del proceso material de la enfermedad, y el microscopio ha descubierto que cada resultado patológico tiene su microbio correspondiente. La Antigua Escuela (a lo que hoy llamamos medicina tradicional, o convencional, o alopática) considera estas bacterias como la causa de toda enfermedad, pero nosotros podemos probar que la causa de las enfermedades es diez millones de veces más sutil y que no importa lo que se pueda ver con la ayuda del microscopio… El hombre se pone enfermo, no por las cosas externas, no por microbios o bacterias, ni por lo que le rodea, sino por causas que existen dentro de sí mismo…” Es decir, los microorganismos no son la causa de la enfermedad sino que éstos se deben a una causa.

El Dr. Samuel Hahnemann, en el parágrafo 148 de su sexta edición del Organon, nos define así la enfermedad y la manera de enfermar: “La enfermedad natural nunca debe considerarse como una sustancia nociva situada en alguna parte interior o exterior del cuerpo humano, sino como producida por un agente hostil no material, que como una especie de infección perturba en su existencia instintiva el principio vital, no material del organismo, torturándolo como un espíritu maligno y obligándolo a producir ciertos padecimientos y desórdenes en el curso normal de su vida. Éstos son conocidos con el nombre de síntomas (enfermedad)…”.

Hay ocasiones, durante el tratamiento de enfermedades de larga duración, y/o crónicas, que puede aparecer una agudización, un cuadro de tipo agudo. Para estos casos es conveniente detener el actual tratamiento homeopático y observar los nuevos síntomas que el paciente nos muestra, así como valorar también su intensidad. Debemos recordar que las agudizaciones tienen prioridad en el tratamiento homeopático, por delante de las enfermedades subagudas y las enfermedades crónicas; por lo tanto, el homeópata se debe de centrar en el nuevo cuadro y combatir la enfermedad actual.

Hay dos tipos de agudizaciones: el agudo intercurrente, donde su cuadro no tiene nada que ver con el de la enfermedad (un traumatismo, un desengaño amoroso, una picadura, una operación, etc.), y un cuadro agudo que pertenece a la enfermedad, y es por tanto una agudización miasmática (un resfrío, unas anginas, un cólico, fiebre, mareos, vértigo, etc.).

Agudo intercurrente. Para este tipo de agudización habrá que suspender, también temporalmente, el remedio que se le ha ido administrando al paciente para su enfermedad crónica, y tomar los síntomas actuales que el paciente está expresando para repertorizar de nuevo y encontrar el remedio que cubra la mayoría de síntomas de la nueva enfermedad.

Agudización de la enfermedad crónica. Si este nuevo cuadro es perteneciente al de la enfermedad, hay casos en el que se le puede indicar el mismo remedio que el de fondo o constitucional, pero requiere potencias más bajas y dosis más frecuentes; y hay otros casos que habrá que tomar los remedios complementarios del remedio de fondo, o constitucional, que estaba tomando para su enfermedad crónica.

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